Por BDSMARGENTINA
Por Paula y Ciro
El tema de las parafilias es un asunto más que controversial.
Creo que es un término bastardeado y que con el tiempo se volvió sinónimo, para la cultura pop, de “problema psicológico o psiquiátrico” o “gusto sexual por algún objeto, característica o actividad”, una bolsa de gatos poco clara que intenta catalogar determinadas cuestiones que poco se relacionan entre sí y por lo tanto, provoca solo dudas y confusión.
¿Qué es una parafilia? Una parafilia es un patrón de comportamiento sexual orientado a objetos, situaciones, actividades o individuos.
¿Qué quiere decir esto? Una parafilia es cuando ponemos al deseo sexual en algún objeto, parte del cuerpo, situaciones o individuos específicos. La fuente predominante del placer sexual no se encuentra en la relación sexual sino en alguna otra actividad u objeto.
Las parafilias están catalogadas en el Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Este “manual” ha tenido catalogado como “parafilias” cosas como el sexo oral y la masturbación hasta mediados del siglo XX. El mismo manual que tenía catalogada como perversión a la homosexualidad o a la persona transgénero, ni que hablar de muchas prácticas BDSM hasta hace muy poquitos años (2013).
Así que permítanme poner en duda lo que dice este libro (o hacerme un buen fuego con él).
Si entramos a la RAE vemos que la definición de parafilia dice que es una desviación sexual.
Desviación?
O sea, ¿todas las prácticas sexuales “poco habituales” o que salen de la convencionalidad son parafilias? ¿qué es poco habitual? Y si así lo fuera, ¿esto es necesariamente “malo”?
Bueno, claramente depende para quién. Si me gusta algo fuera de lo convencional, tengo una desviación sexual. O sea, si no elijo el camino “convencional”, si no soy NORMAL (¿cuándo vamos a dejar de utilizar estos términos obsoletos para definirnos?), entonces tengo una desviación y eso está mal visto, porque no está dentro de los parámetros convencionales que a muches les resulta cómodos.
Pero ¿qué es lo “convencional”? El sexo convencional es el nombre que reciben las conductas y prácticas sexuales que caen en la norma sociocultural de cada lugar. La misma norma que objetiviza a las mujeres y acepta a las personas como posesiones. La misma norma que acepta la infidelidad pero no tolera las relaciones poliamorosas o abiertas. La misma norma que sigue tolerando la violencia contra las mujeres y disidencias. Esa norma falocentrista que dice que “sexo” es la penetración de un pene en una vaigina y todo lo demás es “la previa” o, como venimos diciendo, una desviación.
El mismo manual que prendimos fuego unos párrafos mas arriba lo describe como “coito con persona adulta”, todo lo que no es “coito con persona adulta” sale de lo convencional.
También dicen que estos gustos sexuales “diferentes” se consideran parafilias cuando son la única forma con la cual la persona alcanza el goce sexual. Cuando es la única forma que disfruta y obvio, inmediatamente lo asocian al orgasmo, porque “disfrutar de la sexualidad es necesariamente tener orgasmos genitales”. Como si la única forma de obtener placer sexual, o de tener orgasmos, sea con los genitales, según estas no muy amigables y exclusivas definiciones, que dejan afuera a miles y miles de personas con los mismos derechos que todas a vivir plenamente de su sexualidad.
Entonces yo me cuestiono… ¿Cuál es el problema si yo pongo mi disfrute en un objeto o situación o parte del cuerpo si lo hago de forma segura, con consenso?. Si estas prácticas no causan daño físico, psicológico, económico, etc. tanto a mi como a las personas involucradas. ¿Está mal que yo elija de forma consciente vivir mi sexualidad alrededor de mi fetiche de pies y que decida tener relaciones sexuales únicamente con personas que consientan que lo que hagamos está relacionado con este fetiche?
Si las prácticas sexuales no causan daño físico, psicológico, emocional, etc. Si no se convierten en un trastorno obsesivo y/o compulsivo, si no afecta nocivamente a mi vida ni a la vida de terceros, si las personas involucradas son conscientes y voluntariamente participan de forma segura y consensuada, ¿por qué seguimos hablando de desviaciones y trastornos psiquiátricos?
¿Cómo es que los fetiches entran en la misma categoría que la zoofilia? Y no quiero ahondar más porque todes sabemos que hay parafilias aún peores.
Hay una actualización del DSM en donde marcan la diferencia entre parafilia y trastorno parafílico:
Se hizo una distinción entre los comportamientos parafílicos, o parafilias, y los trastornos parafílicos. No hay cambios en la estructura diagnóstica básica desde el DSM-III-R. Sin embargo, la persona ahora debe cumplir los criterios cualitativos (criterio A) y de consecuencias negativas (criterio B) para ser diagnosticado con un trastorno parafílico. De otra manera, se considera que tienen una parafilia (y no diagnóstico).
La palabra "trastorno" es lo que significa la parafilia llevada a un extremo problemático para el individuo.
Pero seguimos poniendo en una misma bolsa de gatos un montón de cuestiones no tan raras, no tan poco comunes, en el mismo lugar que otros trastornos graves y mucho más nocivos. No todo es lo mismo y no puede estudiarse de la misma forma.
Vuelvo a insistir que falta una mirada mucho más abierta que se atreva a estudiar estos comportamientos. Creo que basarnos en la convencionalidad, en la “norma”, para establecer parámetros en lo que respecta a la salud sexual es erróneo. Que creer que lo que es “normal” está bien y es sano y el resto está mal o puede ser una desviación tratable psiquiátricamente es peligrosísimo.
Normalizamos tanta mierda…
Les invito a reflexionar sobre este tema y pensar cuántas cosas nos callamos u ocultamos por miedo a ser catalogados como enfermxs.
Les invito a preguntarse si la forma de estudiar la sexualidad humana no quedó atrasada, con una base ética y moral que no nos representa desde hace añares.
Les invito a leer el listado de parafilias que circula en internet y preguntarse si todo “es lo mismo”.
Y por último, les invito a no colgarse de las etiquetas impuestas. Que abraces a tus gustos sexuales si son sanos para vos y no afectan a tu integridad física y emocional ni de las personas involucradas.